viernes, 11 de marzo de 2011

"Nunca me abandones": está loco este Mark Romanek

La mejor película de ciencia ficción que he visto este año no tiene ningún escenario futurista, no aparecen criaturas extrañas, y omite cualquier tipo de diálogo con términos científicos. Y sin embargo, encantará a los aficionados al género. Se trata de Nunca me abandones, el nuevo trabajo del imprescindible realizador Mark Romanek, este especialista en videoclips que se ganó a los cinéfilos con la excelente Retratos de una obsesión., que por cierto era un thriller con psicópata, sin sangre ni muertos, ni asesinatos, ni siquiera en off. Está loco este Romanek, aunque es una locura genial.

En Nunca me abandones el estilo de Romanek le viene al pelo al universo del escritor Kazuo Ishiguro, autor de la aclamada novela en la que se basa. Ishiguro es uno de los autores que más se pone como ejemplo en los modernos talleres literarios y escuelas de escritura creativa.

En realidad, el escritor al que más se nombra en ese tipo de escuelas es a Dan Brown, para expresar lo que no se debe hacer. "¡Quita ese párrafo que parece de Dan Brown!". Pero en fin, lo que quiero decir es que a Ishiguro se le cita por lo contrario, como ejemplo de lo que sí se debe hacer, por su habilidad para sugerir muchísimo mostrando lo justo, yo diría que casi nada.

Conozco a un tipo que se leyó 'Los restos del día' y creyó que no ocurría nada. De hecho, si mi madre hubiera visto Nunca me abandones ni sospecharía que se trata de una película de género fantástico, en concreto del subgénero distópico, o sea que es de esas películas que sugieren un futuro horrible, como Gattaca, Blade Runner o Brazil.

En fin, que creo que Romanek merece que se le siga, aunque se prodiga poco. No había rodado cine desde el film citado, del ya lejanísimo, (¡como pasa el tiempo!), 2002. Le contrataron para dirigir El hombre lobo, pero en cuanto vio hacia dónde iba el guión adivinó que el film que ha ganado el Óscar a los mejores efectos especiales iba a ser un absoluto desastre, y salió huyendo como si le persiguiera el mismísimo licántropo en cuestión.

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