Walt Disney es sin duda el tipo que ha dado lugar a más leyendas urbanas, no sé bien por qué. Se supone que nació en Mojácar (Almería), que su cadáver está congelado, y que en una película de la compañía que fundó, El rey león, se puede leer la palabra "Sexo", en un fotograma, como mensaje subliminal. También se comenta que existe un corto porno de Mickey y Minnie, elaborado por uno de sus animadores, como regalo de cumpleaños. Al parecer, Disney aplaudió, felicitó efusivamente al animador que lo había hecho y al día siguiente le despidió. Yo ésta no me la creo, porque tengo amigos apasionados de Disney, bastante friquis, que tendrían ese corto si existiera, ya que los tienen todos, absolutamente todos, hasta uno en el que sale Donald en la Alemania nazi de Hitler (lo he podido ver).
Se ha dicho muchas veces que Clint Eastwood era hijo de Stan Laurel, con el que guarda un tremendo parecido, -aunque el rumor no es verdad-, que Sylvester Stallone tiene un turbio pasado como actor porno y que el guionista de Rambo fue James Cameron -estas dos cosas sí que son rigurosamente ciertas-.
Pero para pasados oscuros y sorprendentes, acabo de descubrir uno que me ha dejado patidifuso. De hecho, creo que le puedo chantajear para que me haga entrega de una buena suma de dinero a cambio de no divulgar este vídeo a los cuatro vientos. El personaje en cuestión me concedió una entrevista hace dos semanas, y podría haber aprovechado para extorsionarle.
El vídeo pertenece al bizarro clásico del cine hispano Las aventuras de Enrique y Ana, donde ya de por sí tenía narices el malvado y monstruoso Barón Von Nekruch, que era nada menos que el gran Agustín González pintado de verde. Pero atención al niño con el sombrero verde que animosamente canta y toca el bajo como integrante del grupo musical Coconuts. Hoy en día es un prestigioso director independiente de cine social español, que acaba de estrenar película. Cuidado con la cancioncita de marras, que se pega y os acompañará durante días como por obra de algún ritual satánico.
Después de esto, dudo que me vuelva a conceder otra entrevista.
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