Si por aquel entonces alguien me dice que Ridley Scott iba a rodar La teniente O'Neil, me habría estado batiendo con él hasta ahora.
Se decía que el hermano de Ridley, Tony Scott, era el 'peor' de los hermanos, pues al fin y al cabo había dirigido cosas como Top Gun, que sí que era apañada y tal, pero 'pecata minuta' al lado de la maestría de su hermano.
Pues bien, los cinéfilos duros me van a linchar por lo que voy a decir, pero el mejor de los hermanos Scott actualmente es Tony. Sus películas siguen en la misma línea convencional, pero al menos vas a lo seguro. Tiene intuición para los guiones. Si alguien se hubiera atrevido a darle a Tony Scottt el libreto de La teniente O'Neil, el cineasta se lo habría hecho tragar. Es difícil que Tony te decepcione, pero su hermano, en fin, su hermano es ya otra historia.
Que sí que a veces rueda películas de gran calidad, como Gladiator, y American Gangster -su mejor trabajo del siglo XXI- pero no ha vuelto a alcanzar la maestría de sus primeros films.
Consciente de que ya no es lo que era, el cineasta británico ha decidido recuperar al Ridley Scott que era antaño. ¿Cómo? ¿Emprendiendo proyectos arriesgados? No, existe un método mucho más fácil: regresar a la saga de Alien.
Scott va a rodar dos precuelas de su célebre película de terror. Ya ha escrito el guión de la primera, empezará a rodarla en enero, y si la precuela 'cuela', o sea que tiene éxito, pues nos colaría una segunda.
Al parecer, la historia gira en torno al Space Jockey, que como sabrán los psicópatas que se tragan los extras de los DVDs, como yo, es aquel ser de forma extraña, diseñado por el genial H.R. Giger, que aparece en el planeta donde el alien se introduce de polizón en la nave Nostromo. "Me sorprende que el público no se haya preguntado de dónde viene este personaje. Ahora, voy a responder a esta cuestión", comenta el prometedor Scott.
Lo cierto es que saber qué pasó con el Space Jockey no me llama tanto la atención como al propio Scott. Confieso que a mí me haría mucha más ilusión que saliera Ripley (sniff). Pero, habrá que confiar en que el director recupere su genialidad de antaño. ¡Seguro que después de ver la película hasta en el espacio se escucharán nuestros gritos de júbilo!
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