lunes, 28 de junio de 2010

El hombre que no iba a dirigir "Eclipse" ni borracho

Hasta hace muy poco, El eclipse, en cine, era una película de Antonioni. Pero ahora ya no. Para el gran público, Eclipse es la nueva entrega de la saga de Crepúsculo. El episodio anterior se llamaba Luna nueva, título que por tanto ya no remite a aquella desternillante comedia de Cary Grant. Y la próxima, y última, se titularáAmanecer, que por tanto, dejará de asociarse como hasta ahora a una obra maestra de F.W. Murnau.

Tomo nota del truco, y cuando conciba una trilogía cinematográfica, lo tengo muy claro. La primera parte se titularáCasablanca, la segunda Lo que el viento se llevó y la tercera El retorno del Jedi. Así a la gente ya le sonarán los títulos de antemano.

Cuando escribo estas líneas he pasado todo el día dedicado casi en exclusiva (desde el amanecer hasta que ha salido la luna nueva) a cubrir la promoción de Eclipse. Empecé la mañana con una rueda de prensa, la he transcrito en la redacción de DECINE21, y luego he tenido que volver al hotel para mantener entrevistas con los actores Ashley Greene y Xavier Samuel (en esta ocasión no han venido Robert Pattinson y Kristen Stewart como en los estrenos anteriores), y con David Slade, el director del film.

Tenía muchas ganas de conversar con Slade, ya que es 'uno de los nuestros', especializado en terror, e hizo que el respetable lo pasara bastante mal, sobre todo con una secuencia en concreto, con Hard Candy, en la que nos descubrió a la inconmensurable Ellen Page. Posteriormente dirigió 30 días de oscuridad, un film de vampiros. Antes de que le contrataran para rodar una entrega de Crepúsculo, el hombre había escrito lo siguiente en Twitter (traducción literal):

"¿Dirigiría una película de Crepúsculo si estuviera borracho? No, ni siquiera borracho. ¿Dirigiría Crepúsculo drogado? No, ni siquiera drogado. ¿Dirigiría Crepúsculo a punta de pistola? Simplemente, disparen".

Así que me he dirigido a la entrevista dispuesto a meter el dedo en la llaga y recordarle la anécdota. Creo que como entrevistador soy bastante 'puñetero', y pienso que si alguien concede entrevistas, es para defenderse de aquello a lo que tengan que hacerle frente. Sobre todo habría que hacerle entrevistas duras a los políticos. Siempre con buena educación, claro está, aunque confieso que me he pasado tres pueblos con él, ¡con lo que a mí me gustó Hard Candy! Slade me ha contestado de forma bastante inteligente:

"Es cierto que dije todo eso, para qué voy a negarlo. Pero tengo que matizar que era todo en tono muy jocoso, de chiste. Sí, es cierto que fue un chiste malo y que ahora el chiste soy yo y os podéis reír de mí. Además, cuando lo dije no había visto las películas ni había leído los libros. Poco después, me hicieron una oferta en firme, y entonces sopesé la posibilidad de hacer la película. Era una gran oportunidad para mí, porque los estudios tienden a encasillarte en un tipo de cine, y es muy difícil salir de ahí. Y aquí tenía la posibilidad de rodar una historia con un fuerte componente romántico, que además, tenía elementos de western, con un duelo, y también secuencias de época".

Eso dice el arrepentido cineasta. En fin, que habrá que sopesar los comentarios que haga uno, porque la vida da muchas vueltas. Y habrá que levantarse cuando pase una bandera americana, por si luego resulta que te eligen presidente del gobierno.

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