viernes, 25 de junio de 2010

David Cronenberg vuelve al mundo de los científicos

Cuando David Cronenberg aceptó interpretar al psicópata sin escrúpulos de Razas de noche, resultó que su trabajo quedaba bastante creíble. El canadiense no sólo parece un tipo bastante peculiar, sino que sus películas siempre transmiten 'mal rollo'. Algunas de sus películas son tan retorcidas que dejan impactado hasta al público avisado, y acostumbrado al cine más oscuro, sobre todo Crash (1996), que provocaba huidas masivas de espectadores afectados de los cines.

El hombre es un poco macabro en la vida real. En un momento en el que atravesaba dificultades matrimoniales, filmó uno de los estrangulamientos más burros que se recuerdan, cuando el marido mata a su esposa en Cromosoma 3, que según él tenía tintes autobiográficos. "Es mi versión particular de Kramer contra Kramer", comentó el 'angelito'.

Al realizador le fascinan especialmente los científicos, que o bien crean parásitos para introducirse dentro de los humanos -Vinieron de dentro de...-, modifican cuerpos humanos -Rabia (1977)Cromosoma 3Scanners- o bien se modifican a sí mismos -La mosca (1986)-.

Ahora, Cronenberg anuncia que regresa al mundo de los científicos, pues adaptará la novela "Cuando Alice se subió a la mesa", de Jonathan Lethem. Sigue las peripecias de Alice Coombs, una física que ha creado en el sótano un agujero de gusano, que la tiene tan obsesionada que dedica cada vez menos tiempo a su novio, Philip, a punto de romper con ella.

¿Se documentará el realizador para hacer la película? Mientras rodaba Rabia, Cronenberg decidió ir a visitar una clínica de Montreal, para darle más realismo a las secuencias de médicos. El bueno de David con una sonrisa les pide por favor que le inviten a presenciar una operación. El cirujano jefe, mientras con el bisturí retira la cara de la paciente anestesiada, le pregunta al cineasta si va a presentar a sus colegas de profesión como si fueran unos sádicos. Antes de que Cronenberg pudiera decir nada, el doctor miró a la mujer a la que estaba abriendo y se contestó a sí mismo: "Bueno, la verdad es que lo somos".

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