miércoles, 29 de junio de 2011

Stephen Rea no se las traga dobladas

He tenido la ocasión de que me concediera una entrevista todo un mito del cine, Stephen Rea, a quien muchos conocimos por primera vez en una película de terror, posiblemente la mejor película de licántropos jamás filmada, la inolvidable En compañía de lobos, donde protagonizaba uno de los mejores relatos de la abuela a su nieta, aquel del novio aristocrático que en pleno banquete recibía la visita de 'la querida', una a la que había dejado embarazada y que toma cumplida venganza.

Posteriormente también tuvo un papel destacado en Entrevista con el vampiro, del mismo director, Neil Jordan, que como es listo, en casi todas sus películas recurre a Rea.

Le preguntaba al actor sobre su último trabajo, Blackthorn. Sin destino, el western de Mateo Gil, una secuela imposible de Dos hombres y un destino que contra todo pronóstico no está nada mal. El caso es que le pedí que me comentara si tenía curiosidad por ver cómo habría quedado el doblaje del film.

–Un momento, un momento, ¿aquí doblan las películas? –me preguntó Rea con un conmovedor gesto de desolación.

–Bueno, sí.

–¿En todos los cines se va a ver mi trabajo doblado?

–Pues me temo que sí, salvo en los cines de versión original que son pocos.

–¡Pero eso es una desgracia! ¡Es tremendo! –dijo casi a punto de echarse a llorar–. Yo preparo la musicalidad de mis diálogos, que suenen bien. ¡Eso se va a perder!

Seguimos la entrevista, pero el hombre se quedó pensando en este detalle. De vez en cuando me interrumpía.

–Oye, perdona, y 'el hombre que me dobló' (parece esto una película de James Bond: La espía que me amó), ¿me pondrá el acento irlandés de mi personaje?

–Lo dudo. Y si ponen acentos los ponen muy exagerados y es peor, así que creo que no lo pondrán.

–¡Pues no se va a entender la esencia de mi personaje, que es un emigrante irlandés! ¡Eso estropeará toda la película! -lloriqueaba Rea exagerando tres pueblos, pues su personaje es muy secundario.

En cierta forma, puedo entender a Rea. La primera vez que me di cuenta de lo absurdo que es un doblaje, sea en el idioma que sea, fue cuando vi en TVG la versión doblada al gallego de El sargento de hierro, que se había reconvertido en O xarzento de ferro. En una secuencia en la que Eastwood dice "por mis huevos" ahora decía "cago no carallo", y en fin, resultaba bastante chocante. Luego pusieron Terminator 2: El juicio final, donde Schwarzenegger no decía "Sayonara, Baby", sino que en un golpe de genialidad le habían puesto "Vai rañala, Raparigo", que pronunciaba con acento de Monforte de Lemos.

En otra ocasión tuve la oportunidad de ver Pulp Fiction, concretamente el pasaje donde el señor Lobo decía su diálogo más conocido, que quedaba tal que así: "Non empecemos a chuparno las pirolas ainda".

  

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