Un colega me contaba un día en el ya lejano año 1996 que aquello de internet era un buen invento, pero que ya lo había visto por completo. "Ya me he terminado internet, así que me voy a dar de baja y empezaré con Guerra y paz". Sorprendido de que ya hubiera visto todas las webs, le dije que era imposible, y me comentó que al conocerlas todas le aburrían.
Un día en su casa, me puso su ordenador y descubrí que su proveedor, Terra, le había configurado el explorador para que siempre saliera el portal de la compañía al iniciarlo. Y resulta que sólo tenía enlaces internos, por lo que no se salía de ahí. El tipo se sorprendió mucho de que pusiera el cursor en la barra de direcciones y tecleara la dirección del buscador "Yahoo" (sí, jóvenes, atención a la batallita de abuelo: Google por entonces no existía). Se quedó mirándolo rascándose la sien, yo me fui y no me ha vuelto a llamar.
Sí, ya sé que os suena a leyenda urbana como la del posavasos del PC, pero viene a cuento todo esto porque muchas películas de terror no se salen de caminos ya transitados. Sin embargo, en ocasiones aparecen nuevos directores capaces de salirse e irse por otro lado.
Ocurre a veces con las películas de zombies. Por muy trillado que está el género de los muertos vivientes, siempre aparece gente como Peter Jackson o más recientemente Zack Snyder –Amanecer de los muertos–, Frank Darabont –The Walking Dead–, Ruben Fleischer –Bienvenidos a Zombieland– o Yann Demange –Dead Set (Muerte en directo)– que ofrecen vino viejo en odres nuevos. Atención a Rigamortis, esforzado musical zombie online, una mezcla entre Glee y el vídeoclip de Thriller, con grandes dosis de romanticismo, que se puede ver en Youtube, pero sólo en inglés. A pesar de que está hecho sin un duro, tiene su aquél. Las canciones no están mal y el momento "hasta las madres deben morir" es gracioso.
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