Aviso: Este artículo denota que el autor tiene una alarmante falta de sensibilidad y buen gusto.
Sí, voy a ser un aguafiestas, y un maleducado, por decir esto, pero hace unos días Antonio Ozores era un cómico muy malo, que tenía menos gracia que el retrato robot de Mazinger Z. Vale, algunas personas de mi generación le recuerdan con cierta simpatía, y les hacía reír con inteligentes recursos como decir cosas ininteligibles, y repetir siempre la misma frase, "no, hija, no", que para muchos debe ser el culmen de la risa y el desparrame. No comparto desgraciadamente el mismo sentido del humor, soy muy raro y prefiero a Ernst Lubitsch, y no puedo decir que me pareciera divertido, pero aceptaría "graciosete" como animal acuático.
Pues no, resulta que nada más morirse, se ha convertido, de la noche a la mañana, en "el genio Antonio Ozores", en "uno de los grandes del cine español" el emblemático cómico Antonio Ozores, un genio del humor (tócate las narices), igual que hace poco Paul Naschy (otro que debió ir a la misma escuela de interpretación que Antonio Ozores) era la gran figura del cine de terror de todos los tiempos (también fue tremendo).
Resulta que el propio Antonio Ozores parecía bastante humilde y realista, y él mismo era consciente de que su única genialidad consistía en que no tenía que interpretar, sino que se limitaba a hacer de sí mismo, y hablar de forma extraña, por lo que ni siquiera tenía que aprenderse los guiones. Y así rodó más de 150 películas sin esforzarse. "Me iba a un rodaje y me dormía. Y preguntaba al despertarme: ¿Qué película es esta?. Me decían el título y ya me hacía", comentó el actor.
En fin, yo entiendo que no es de recibo decir cosas malas de uno cuando se muere. Pero se le puede alabar sin caer en el delirio y la locura: Ha muerto un tipo majete (y punto). A este paso cuando se muera Tamara Seisdedos será "la gran figura supergenial de la canción contemporánea". Por suerte, cuando yo me muera no se acordarán de meterme ni en la sección de "fallecidos en Madrid", porque sino me iba a echar unas risas desde el otro jueves, si me pusieran como "la figura suprema del periodismo español de todos los tiempos" o cualquier otra idiotez parecida.
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