Ahora, el dúo ha perpetrado El sicario de Dios, que tiene claramente un trasfondo anticlerical, pues los obispos controlan las ciudades y obligan a la gente a confesarse en una especie de cabinas donde una pantalla muestra a un sacerdote que teóricamente te escucha pero que parece pregrabado.
Pronto la película se olvida de este delirio y se va hacia la acción pura y dura, y la gracia es que es un sofrito de absolutamente no se sabe cuántas cosas. ¡Todo está robado! La trama es una versión vampírica de Centauros del desierto, con un villano sacado de Drácula, pero que viste con sombrero texano y está filmado con planos calcados de los spaguetti-western de Sergio Leone. Están las motos de Juez Dredd, el mundo post-apocalíptico de Mad Max y las peleas son tipo Matrix. Muy original no es, pero lo cierto es que en cierta medida entretiene.
En cualquier caso, la película viene a colación porque no podéis imaginar qué suplicio ha sido ir a verla, y nada más llegar enterarse de que era en 3D. Aún siguen recaudando más las películas así, y creo que los profesionales de la información de cine vamos un poco por delante en esto de estar agotados del 3D porque solemos ver más películas. Pero vaticino que en unos meses, cuando el público llegue a los multicines y se entere de que la película que quiere ver es con las gafas del dolor, y que encima tiene que desembolsar tres euros más, se meterá a ver otra. Además, el 3D en El sicario de Dios es como ver un cuento troquelado, un horror. Con lo que me gustaba a mí el cine cuando era sin gafas...
Que no te guste el 3d no significa que a los de mas tampoco.
ResponderEliminarQue pasa que Avatar con sus "gafas dolorosas" es mala tambien?
Menudo informador, que ni sabia que la pelicula que iba a ver es en 3d.