lunes, 30 de enero de 2012

Leyendas fantaterroríficas extremeñas

Las películas yanquis de terror van a quedar totalmente olvidadas como algún director hispánico habilidoso para el género insista en sacarle partido a nuestras leyendas populares. Allá donde vayas te contarán relatos de lo más jugoso. Recuerdo con especial cariño un viaje a Extremadura a una zona arrebatadora, donde si hace un poco de niebla ya tienes ambientación fantaterrorífica gratis.

Creía que era una leyenda que allí se comía barato y sobre todo muchísimo. Cuando el estómago apretaba fuimos a comer a un restaurante más bien tarde, después de las cuatro, cuando nadie te sirve ya nada caliente. Nos dijeron que ya casi no les quedaba nada, muy poca cosa, pero que si queríamos nos lo sacaban todo para engañar un poco al hambre. Entonces empezaron a sacar y a sacar perolos gigantescos de legumbres que habrían abastecido a un regimiento. ¡Todo buenísimo! Yo creo que comí dos platos de judías, uno de puré de verduras, dos filetes y abundantes patatas, y aún así sobró muchísima comida. Y era de los que menos comía...

El problema es que no nos podíamos levantar, y mientras hacíamos sobremesa nos empezó a hablar una ancianita con pañuelo en la cabeza a lo Doña Rogelia, que en principio daba muy mal rollo, pero que resultó ser adorable. Le dije que era muy aficionado al terror, así que me aseguró que sabía un montón de historias de la zona. "¡Si yo te cuentara!".

Por ejemplo, ¿quién podría adivinar que en Extremadura hubiera sirenas? ¡Si ni siquiera tienen mar! Pues según aquella buena mujer en Garrovillas de Alconétar (Garrovillas d'alconeta en el lenguaje extremeño-garrovillano) una joven había sido castigada por su madre a medio transformarse en pez, y los pescadores lujuriosos que pasaban por la zona, tras contemplar la mitad superior entusiasmados, se lanzaban al agua para ir a por ella y perecían ahogados. ¡Los muy salidos!

En Garganta la Olla había una moza que ríete tú de Conan, el bárbaro. Tras ser deshonrada por un tipo, se fue a la Sierra de Tormantos donde se vengaba de cuanto varón tenía la estúpida ocurrencia de pasar por el lugar. Primero les intentaba seducir con encanto femenino, pero si eso no funcionaba, la emprendía a porrazos con ellos y se los llevaba a su cueva. ¡Ya veo el papel para Loles León tras ponerse cachas en el gimnasio!

"El cordero" y "El Escornau"

Y también tienen una leyenda de un cordero que se encontró un agricultor que viajaba en borrica y que inmediatamente pensó que esa noche iba a cenar chuletas. Por el camino el apetitoso hallazgo se transformó en una bestia maligna que haría palidecer al mismísimo Alien. Desde entonces no coge nada de la calle aunque se encuentre un billete de 500 euros (otra leyenda curiosa, pues dicen que existen pero nadie los ha visto).

Aunque mi favorita sigue siendo la del "Escornau". Cerca de Ahigal, tienen una piedra que se llama "Canchu la sangri" (que en el idioma nativo significa "roca de la sangre"), que tiene manchas rojas de sangre imborrables. Pertenecía a un bicho que atiende al nombre de el 'Escornau', jabalí por delante y caballo por detrás, que tenía un cuerno en la frente y que al parecer lograron derrotar las señoras de la Cofradía de la Virgen, con ayuda divina. Si llega a pasar en Iowa, ya habría una saga de ocho o nueve entregas, y un Freddy contra El Escornau.

Al final resulta que la mitología extremeña es de tal magnitud que ríete tú de la mitología nórdica, griega o romana.

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