Así las cosas, no me extraña la noticia que salió publicada en diversos sitios hace unas semanas y que me ha reafirmado como admirador incondicional del gran B.M., nunca suficientemente venerado.
Resulta que Dan Aykroyd y Harold Ramis, sus compañeros de reparto en Los cazafantasmas, habían encontrado por fin un guión, supuestamente buenísimo, para una tercera entrega de la saga, con el que se frotaban las manos. Decidieron junto con los emocionados productores enviárselo a B.M., aún sabiendo que es bastante peculiar a la hora de leer libretos y se toma su tiempo, sobre todo porque está harto de que le manden auténticos bodrios. Por si acaso se va a horrorizar, se resiste semanas y semanas a empezar a leer, y cuando lo hace, a veces lee 10 páginas cada dos semanas, como en el caso de Atrapado en el tiempo –mi otra favorita–. Cuando ya llevaba 30 páginas le dijo a Ramis, que iba a ser el director, que no apestaba, pero que no se hiciera ilusiones, porque aún era posible que se estropease en lo que le quedaba por leer. ¡Menos mal que ese guión era genial y aceptó el trabajo!
Esto explica que los productores, Ramis y Aykroyd se ilusionaran cuando B.M. les confirmó que... ¡ya se había leído el guión de Cazafantasmas 3! Poco después, recibieron una caja con el libreto de vuelta totalmente destrozado, tras pasar por una triburadora de papel. Iba acompañado por una nota adjunta que decía: "Nadie quiere pagar una entrada para ver a unos viejos gordos persiguiendo fantasmas".
¡Olé, olé y olé!
Si existieran más Bill Murrays en Hollywood, nos habríamos ahorrado todas las secuelas tardías de la historia, que por regla general suelen ser espeluznantes. ¿Os imagináis que Harrison Ford le hubiera mandado a Steven Spielbergy George Lucas el guión pasado por la trituradora de Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal? Podía haberlo acompañado con una nota: "Nadie quiere ver a un abuelo metido en una nevera e investigando marcianos".
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