Que la Coixet se apunte al género puede parecer una inocentada pues he escrito estas líneas el 28 de diciembre, y sin embargo es absolutamente cierto. Pero, ¿parecerá una película de terror? Posiblemente tanto como La piel que habito, de Almodóvar, otro que supuestamente se pasó al género pero el tono era el del resto de sus películas, y como dijo algún crítico parecía una 'comedia bufa', con esa frase final (atención SPOILER) tronchante que decía Elena Anaya: "Soy Vicente. Me secuestraron. Me cambiaron de sexo. Y he tenido que matar a dos personas para poder escapar".
Así las cosas, el film de terror a lo japonés de Isabel Coixet puede ser de órdago. Ya veo a Sarah Polley poniendo una cinta de vídeo maldita que le anunciará que va a morir una semana después, con lo cual aprovechará ese tiempo para buscarle otra pareja que quiera a sus hijas a su marido. Pero éste sufrirá un accidente en la plataforma petrolífera en la que trabaja que le dejará ciego. Rinko Kikuchi será el espíritu de una chica japonesa asesinada por su padre que saldrá del televisor al estilo de Sadako, pero que se deprime tras escuchar la historia de Sarah Polley, así que en lugar de matarla se irá a comprar un helado de chocolate en la gasolinera. Como se les habrá acabado, el fantasma estallará y romperá a llorar, porque el mundo es un lugar triste. Al final el juez Garzón la meterá en la cárcel.
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