El caso es que mientras la gente dedicaba el Día de los Enamorados a estar con su 'churri', yo lo pasé con Harry Potter, el sueño de las numerosas adolescentes que habían montado guardia frente al céntrico hotel donde éste se hospedaba en Madrid, a pesar de que hacía un frío importante. Padres, de verdad, preocupaos un poco por vuestros hijos...
Había venido a promocionar La mujer de negro, que supone la resurrección de la Hammer, el sello legendario británico del fantaterror. Interpreta a un viudo con un niño en una entretenida historia de fantasmas al viejo estilo.
Harry resultó ser un chavalote de lo más simpático, muy inteligente y nada creído. "El actor no puede sentirse el más importante, porque es el que menos trabaja de todo el equipo. Se incorpora al proyecto cuando algunos llevan meses, incluso años, trabajando en él, y se va antes de que empiece el montaje", le comentó a una compi con más habilidad para sacar declaraciones interesantes que yo.
A mí me sorprendió gratamente su trabajo en secuencias de gran tensión sobrenatural 'in crescendo' en las que debe mostrar las reacciones de su personaje sin hablar. "No había visto nunca un guión con quince páginas sin diálogos. Pensaba que era muy original y que íbamos a dar la campanada con eso. Pero luego se nos adelantó The Artist, que nos ha dejado a la altura del betún, ¡porque ahí no habla nadie en todo el libreto!", me dijo Harry, con una inesperada vena para el humor.
Creo que le llamé Harry un par de veces, pues ni me acordaba de que se llamaba Daniel Radcliffe. Pero eso no es nada. El día anterior me saludó en una entrega de premios Juanjo Artero, que demuestra que es un actor potente en No habrá paz para los malvados, y le dije "hola, Javi", convencidísimo de que se llamaba así. Mucho después pensando, me di cuenta de que había metido un poco la pata... En fin, al fin y al cabo este tío ha sido uno de mis grandes ídolos de la infancia.
La verdad es que he tenido unos días últimamente de lo más surrealista, pues antes de mi encuentro con Potter os aseguro que vi una película con el pobre Michael Caine subido en una abeja digital gigante con "La Roca", que en otra secuencia hace rebotar las cerezas que le tiran moviendo los pectorales. Todo eso me ha dejado muy impactado. La película -os lo digo para que no os acerquéis al cine en 500 metros a la redonda- era Viaje al centro de la Tierra 2: La isla misteriosa, cuyo título también tiene narices, pues viene a ser algo así como "El fantasma de Canterville 2: La importancia de llamarse Ernesto" o "Romeo y Julieta 2: Hamlet".
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