Pero cuando tus expectativas están bajo mínimas, a veces te llevas ciertas sorpresas. Desde luego la cinta es mejor de lo que esperaba, sobre todo por el talento visual de los jóvenes realizadores, Henry Joost y Ariel Schulman, que hasta ahora habían rodado algo llamado Catfish, al parecer un documental que ha debido gustar mucho en su pueblo.
Como cabía esperar, Paranormal 3 es más de lo mismo, una precuela que cuenta lo que pasó cuando las protagonistas de las anteriores cintas eran unas niñas. Te tienes que creer que en esa familia todos son fanáticos de las cámaras, pues su padre casualmente trabaja grabando bodas y bautizos, y también ante una serie de fenómenos extraños llena la casa de cámaras, aunque en esta ocasión la originalidad es que filma con el VHS de los 80.
Pero a Joost y Schulman se le dan bien los sustos, así que estuve viendo la película como el que está en una montaña rusa, botando de un lado para otro. Funciona, al menos si se ve en las condiciones adecuadas, en un cine, y en versión original. No tengo ni idea de si visionada de otras formas tendrá algún interés, posiblemente no, pues no es una cinta de diálogos o personajes.
El hijo de Michael Landon
El guionista de esta entrega y de la anterior debe saber mucho de terror, pues se trata de Christopher B. Landon, nada menos que el hijo de Michael Landon, actor que nos traumatizó en nuestra infancia. Fue el padre tan perfecto, bondadoso y tan tremendamente honrado que daba grima de La casa de la pradera, y el ángel más empalagoso del mundo en la sentimentaloide y grimosa serie Autopista hacia el cielo. Quizás es el único personaje de mi infancia que me resultaba aún más asqueroso que Torrebruno.
De Landon padre siempre recordaré con cariño que escribió y dirigió una peli de mi infancia, por lo visto autobiográfica que se titulaba El corredor solitario. Iba de un muchacho que a los 13 años tenía un problema de incontinencia y se orinaba en la cama. Su madre le avergonzaba colgando las sábanas mojadas en la ventana, por lo que él tenía que salir corriendo y esforzarse por ser más rápido que nadie para poder descolgarlas. Tanto corría, tanto corría que al final se hace atleta profesional.
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