Con motivo de la efeméride, me entrevistaron en la radio pública vasca, en el programa nocturno "La noche despierta" de ayer. Me tuvieron quince minutos contando anecdotillas de este gran clásico, por ser el autor del libro "Audrey Hepburn. Icono de la gran pantalla", que ha tenido un gran éxito, ya que ha gustado muchísimo a los cuatro familiares y amiguetes que lo han leído. Me resulta curioso ser el entrevistado, cuando normalmente soy el que hace las preguntas.
Me encanta recordar que muchas mujeres le decían a Truman Capote, autor de "Desayuno en Tiffany's", el libro que adapta la película muy libremente, que estaban seguras de que se había basado en sus vidas para el personaje. Una de ellas incluso le denunció porque al parecer se llamaba Holly Golightly. "Me he informado y resulta que es una mujer obesa de unos 50 años. ¡Ella no puede ser mi Holly Golightly", declaró Capote. "¡Es como si Joan Crawford pretendiera ser Lolita!
Aunque el escritor quería que el personaje fuera interpretado por su amigota Marilyn Monroe, contrataron finalmente a Audrey Hepburn, que lo pasó mal durante el rodaje. Pensaba que la escena en la que busca al gato bajo la lluvia era la más difícil que había rodado jamás, no se llevaba bien con George Peppard, cuyo método de trabajo le sacaba de quicio, aunque luego mantuvieron una amistad hasta que ella murió, y finalmente fue un suplicio la famosa secuencia en la que desayuna en Tiffany unos pastelillos daneses, porque no le gustaban los pastelillos daneses y tuvo que filmar rodeada de una multitud de ciudadanos curiosos que pasaban por allí. Resulta cuanto menos paradójico que a pesar de todo esto, compuso un personaje inolvidable que a sus 50 años se mantiene inalterable y aún hoy despierta auténtica fascinación.
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