martes, 11 de octubre de 2011

Los SWAT confiscan armas reales a Brad Pitt

Comentaba el otro día que me resultaba difícil encontrarle algún defectillo a Brad Pitt. Pero ahora, he encontrado una señal de algo extraño, ¿podría ser un peligroso terrorista? De momento, un equipo de SWAT húngaro ha irrumpido en el rodaje de la peli de zombies World War Z, para confiscar 85 armas totalmente reales y funcionales que se iban a usar en la película.

Se trata de armas automáticas y rifles de asalto militares, que llevaban una etiqueta que decía "reproducción para uso en rodajes de películas", pero menos mal que a ningún extra le dio por jugar a que disparaba a Brad Pitt porque habría dejado a Angelina Jolie más viuda que las patatas que me ponían en el comedor del colegio.

No está nada claro por el momento si Pitt ha arriesgado la melena rubia. El director Marc Forster se distingue por el realismo de sus películas, pero esto ya es demasiado... "Estamos interrogando a los testigos y reconstruyendo la historia del armamento", comentan fuentes de la Unidad Anti-terrorista de Hungría.

La verdad sobre Brad Pitt

Prometí en un post anterior que contaría mi experiencia entrevistando a Brad Pitt. Transcurría el año 1997 cuando el pollo vino a España para promocionar un film rodado a tiempo real, como la serie 24 o Solo ante el peligro, que se titulaba Siete años en el Tíbet. Recuerdo que la rebautizábamos como Siete años en el cine.

Venía rodeado de cierta polémica porque periodistas estadounidenses le habían preguntado a Pitt por el pasado nazi del personaje real que interpretaba en la cinta, Heinrich Harrer. Pitt contestó que no era nazi, y mis compis yanquis le aconsejaron que se documentara, porque estaba equivocado.

Total, que el jefe de prensa nos insistió muchísimo en que no tocáramos el tema. "Si pronunciáis la palabra 'nazi' se acaba la entrevista", advirtió.

Como soy un periodista del lado oscuro, ¡os podéis imaginar! La primera pregunta que le hice fue lo del nazi. Pensé que Pitt sería un neurótico colérico que me iba a abofetear. Pero no, resultó ser un tipo majo, amable que primero se rió y luego con toda la educación del mundo me dijo que los periodistas tenían razón, que su personaje sí que era nazi. Y siguió la entrevista, lo que demuestra que muchas veces los jefes de prensa exageran y sacan las cosas de quicio.

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