Vuelvo a escribir sobre Otra tierra, a la que aludía en el post anterior, porque me dejó tan grata impresión que no he parado de pensar en ella. Al parecer se han puesto de moda las películas sobre planetas que aparecen de improviso cerca de la Tierra, pues también ésa es la premisa de Melancholia, el nuevo trabajo del realizador filonazi Lars Von Trier. Ambas cintas tienen en común que en realidad son dramas de gran intensidad dramática, y de hecho en la de Von Trier no aparece ningún elemento fantástico hasta que ha transcurrido una hora y diez de metraje, después de contarnos una boda que recuerda al cumpleaños de Celebración. El otro film podría haberlo visto mi abuela, que se aburría con la ciencia ficción, sin darse casi ni cuenta de que tiene elementos irreales.
La foto que acompaña este post podría ser de cualquiera de las dos cintas.
¿Casualidad? Está claro que sí, pues ambos proyectos se han gestado casi a la vez, uno en Dinamarca y otro en Estados Unidos, en circunstancias muy distintas, y sus directores-guionistas no tienen conexión posible. Ocurrió un caso mucho más llamativo hace unos años cuando salieron casi a la vez El empleo del tiempo, La vida de nadie y El adversario, las tres sobre un tipo desempleado que fingía de cara a su familia que seguía trabajando, como también se ha visto recientemente en una subtrama en El arte de pasar de todo.
Tras apagar el ordenador, Von Trier volvió al lecho e intentó dormirse. "Lars", le dijo su esposa que yacía al lado. "¿Te encuentras bien?". "Sí, claro Bente Frøge, he tenido una idea para una película, sobre un planeta que aparece inesperadamente cerca del nuestro, aunque será un drama", respondió el autor de Bailar en la oscuridad. "Pero oye, ¿se te ocurre algo para salir en las portadas de los periódicos cuando la película vaya a Cannes?".
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