lunes, 1 de agosto de 2011

Mi "date" con una apasionada de George R.R. Martin

Está más de moda que nunca el escritor George R.R. Martin, pues muchos de los que han seguido la serie Juego de tronos (una de las mejores, sino la mejor de la década) y no habían leído los libros, los están recuperando ahora. El sábado tuve una bonita 'date' con una inteligente y guapísima chica que ya era fan antes. Todo fue bastante idílico pues estuvimos viendo una estupenda obra de teatro, tuvimos una fantástica cena, y mucha conversación. Pero por desgracia, salió el nombre de Martin a relucir, cuando ella aseguró que no le había gustado del todo que no se respetaran cosas de la obra original. ¡Buff!

-Visita una web cuya dirección te puedo dar que cuenta lo que se ha cambiado.

-¿Y qué más da? Lo importante es que la serie esté bien. No me interesa nada lo que varíe –respondí yo que no me he leído, ni leeré los libros, ya que la vida es demasiado corta.

-¿Ni siquiera por curiosidad?

–No tengo curiosidad ninguna.

-Pero entonces, en el caso de Tolkien, y El señor de los anillos...

-Buff, tema espinoso –dije yo que creía que ya había acabado el tormento de los dolidos por la ausencia de Tom Bombadil y otros elementos sabiamente modificados por Peter Jackson. Total, que como podéis suponer la 'date' se fue a la porra.

Así que por la noche tuve una pesadilla horrible. Como sabéis, Martin ha publicado 5 de las 7 novelas que formarán la saga "Canción de hielo y fuego", de donde sale la serie de HBO. Pero el hombre, a sus 62 años, con sobrepeso, tiene problemas de salud. Soñé que como hace poco mantuve una entrevista con Jason Momoa (Khal Drogo en la serie) me enviaban a otra entrevista con Martin.

-¿Le ha gustado la serie? –le preguntaba yo al Gordo Ca**ón (os aseguro que así le llamaba su propia fan con muchísimo cariño).

–Sí, aunque me han cambiado algunas cosas los muy cretinos, ¿no le parece que eso es una herejía?

-No –explicaba yo que nuevamente no podía morderme la lengua–. Si la serie está bien, que le den por saco a sus libros.

Entonces Martin se me quedaba mirando con cara de odio, de repente se llevaba la mano al corazón, le daba un infartazo y fallecía. ¡Sin acabar las dos novelas restantes!

Desde ese día, miles de friquis rodeaban la redacción, y esperaban que yo saliera para lincharme... Por suerte, ha sido sólo una pesadilla, al menos mientras que a Martin no le dé por visitar España.

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