jueves, 9 de diciembre de 2010

WikiLeaks: esta vez, es la guerra

Si hace diez años alguien me cuenta lo que ha pasado con WikiLeaks, habría pensado que se trataba del argumento de una novela de ciencia ficción. Según John Naughton en The Guardian, ha tenido lugar "el primer y auténtico enfrentamiento entre el orden establecido y la cultura de internet". O sea, internet de repente se ha convertido en una entidad con vida propia que ataca al gobierno estadounidense... ¡Ríete tú del Skynet de Terminator!

Todo esto me tiene tan fascinado y también tan confuso que no he podido evitar escribir sobre el tema. Las últimas noticias me han mantenido todo el puente de la Constitución pendiente de Julian Assange, que está bajo arresto mientras se busca la forma de procesarle por algo, aún no se sabe por qué. Mastercard, Visa y Paypal rompieron sus relaciones con WikiLeaks para evitar que se le hicieran donaciones privadas. ¡Y por este motivo, grupos de hackers están boicoteando las webs de estas empresas!

¿Qué será lo siguiente? ¿Vendrá Terminator? Ya me espero cualquier cosa. De momento, los blogs y líderes de opinión de las nuevas generaciones tienden a ser "guays" y apoyar indiscriminadamente a grupos como Anonymous, que atacan a los "malos", que son, cómo no, EE.UU. y la SGAE, en pro de una causa que consideran "justa". Hasta el cineasta Ken Loach -que dona dinero a WikiLeaks- ha salido a la palestra y afirma: "Creo que el trabajo que ha realizado Julian Assange es un servicio público". Pero, ¿son Julian Assange y los funcionarios que aportan información a wikileaks tan heroicos y los gobiernos tan malvados que merecen quedar en ridículo ? No me parece tan claro.

Examinando filtraciones de WikiLeaks, no he podido evitar fijarme en las que están relacionadas con el cine y el campo de lo audiovisual. Por un lado, ha salido a la luz que Estados Unidos presionó al gobierno español para que legislara de cara a evitar la piratería. En mi humilde y siempre discutible opinión, más o menos esto ya se sabía y estoy del lado de la industria del entretenimiento, que tantos buenos ratos me ha hecho pasar, aparte de que hasta ahora me daba de comer. ¿Acaso están haciendo los diplomáticos estadounidenses un mal trabajo que conviene filtrar y boicotear para proteger lo suyo, un cine que nos ha divertido a todos? No lo creo. Sí, ya sé que me pondréis comentarios para ponerme a caldo, que yo no soy "guay" y que "cultura libre" y todo esto, pero eso no cambia la verdad.

Por otro lado, The Guardian publica un interesantísimo artículo sobre otro asunto que ha salido a relucir gracias a WikiLeaks. Un informe procedente de la embajada estadounidense en Riad destaca la influencia creciente y positiva de series americanas -cita específicamente Mujeres desesperadas y Friends- en la rígida y bastante fundamentalista sociedad de Arabia Saudí, aún bajo un régimen de monarquía absolutista. "La programación americana está ganándose a los saudíes normales y corrientes", explica el comunicado, en el que se recomienda potenciar la distribución de estos programas en Arabia Saudí. ¡Mis adoradas Susan Mayer y Bree Van de Kamp convertidas en heroínas de la lucha por los valores democráticos! ¡Han hecho más que la propaganda oficial yanqui! No, ahora no puedo ir a combatir en la Yihad, porque me pierdo las peripecias de Gabrielle Solis...

Aquí la gente "guay" que apoya a WikiLeaks parece por ahora, hoy por hoy, le está haciendo un gran favor al rey saudita, como otros documentos igual le vienen bien a Corea del Norte o China... No está tan claro quién es el bueno en esta película fantaterrorífica.

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