Lo que no nos ha dado el cine es ninguna alegría a los apasionados del cine de terror, ya que no se ha estrenado ni una, ni buena, ni mala ni regular, salvo que contemos como película de terror la inenarrable Don Mendo Rock. ¿La venganza? tan mala, tan mala que me provocó auténticos escalofríos durante la proyección.
Hace años, comentaba en el desaparecido diario "Ya" las películas que iban a poner en la tele a cuatro manos con mi colega Jaime Fernández. En Navidad ni siquiera mirábamos la programación, sino que nos lanzábamos a escribir directamente esos títulos que sabemos que siempre ponen como Mujercitas, La gran familia, Solo en casa, y sobre todo ¡Qué bello es vivir!, que suele emitirse incluso en varias cadenas a la vez como El discurso del rey.
En estas fechas entrañables es bonito juntarse con toda la familia para ver emotivas películas, por ejemplo, de terror, si eres apasionado del género.
Mi película de terror navideña favorita sigue siendo Gremlins (nostálgico ochentero que es uno) donde unos monstruitos gamberros adorables estropean la cena de Nochebuena.
Es también un buen momento para revisar Pesadilla antes de Navidad, llena de criaturas inolvidables concebidas por Tim Burton. Me encanta ver en estas fechas tan especiales otro clásico de los ochenta, la sangrienta Noche de paz, noche de muerte, donde un niño que presencia el asesinato de sus padres a manos de un hombre disfrazado de Santa Claus se vuelve loco, se disfraza también con la barba y el traje rojo, y se pone a repartir en lugar de regalos cuchilladas.
Es una película de esas efectistas, donde con tal de ofrecer secuencias de crímenes olvidan por completo la coherencia argumental. Por ejemplo, nunca entendí qué narices hacen dos adolescentes en Nochebuena con sus trineos adentrándose en medio de un oscuro bosque para que les escabechen, en lugar de estar con sus familias cenando. ¿Y por qué los empleados de un supermercado pasan esa noche celebrando la fiesta en su lugar de trabajo con los compañeros? Es un poco absurda, pero la melodía de la banda sonora da "mal rollito".
También merece la pena Black Christmas, donde un desquiciado que mató a su madre y al amante de ésta, cuando era sólo un chaval, se escapa del psiquiátrico y vuelve a casa por Navidad, como en el anuncio de turrones, para hacerles una visita sorpresa a las señoritas de una residencia instalada en el sitio donde él vivía.
Dio lugar a un remake infame titulado en España Negra Navidad.
Por último recuerdo con mucho cariño Navidades infernales, uno de esos bodrios que a algunos nos encantaba alquilar en los videoclubs de los 80, donde un siniestro Santa Claus decide quién ha sido bueno y quién malo, y bueno, haber sido malo no traía a cuenta.
En fin, ¡feliz Navidad a todos!
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