El que escribe estas líneas fue testigo de primera línea del magno acontecimiento. Los tiempos adelantan que es una barbaridad, pero puestos a sincerarse, prefiero aquellos días pasados, que ya no volverán. Cuando Milla Jovovich protagonizó el primer Resident Evil, se molestó en venir aquí en persona, y me concedió una entrevista real, lo cual no estuvo nada mal teniendo en cuenta que es una señora de buen ver.
Desde mi punto de vista, el único defecto que tiene la Jovovich es haberse equivocado de Paul Anderson a la hora de contraer matrimonio, pues se fue con el especialista en vacuas cintas de acción, en lugar de irse con el Paul Anderson de Magnolia y Pozos de ambición. Sí, vale, el amor es ciego, pero su carrera habría salido ganando.
Tuve la ocasión de preguntarle a la estrella si le gustaba el invento, a lo que respondió que sí, pero que era mucho más divertido visitar España, ¡dónde va a parar! ¡Tonta que es la chica! Aunque no se enteró bien y no me respondió, también le consulté a esta heroina del cine de acción, que atizaba buenos porrazos en la película, si alguna vez harían una versión femenina de Los mercenarios, que la juntara a ella con Los Ángeles de Charlie, por poner un ejemplo (también deberían estar en la película Ripley y Kate Beckinsale).
Desde la pantalla, Milla puso cara de que se alegraba mucho de verme, y me saludó efusivamente. Estaba convencidísimo de que se acordaba de mí, aunque luego estuve hablando con los responsables de Sony y me contaron que ella no nos podía ver, que era todo actuación.
Quien sí me puede ver es el lector, en esta foto que registra para los anales el excelso advenimiento. Por desgracia, no se me reconoce del todo, porque teníamos que llevar puestas las gafas del dolor para poder ver en relieve a la Jovovich. Una pista para localizarme estilo '¿Dónde está Wally?': "Buscad al tipo más feo de la foto porque seré yo".