Tras disfrutar de las potentes imágenes de El árbol de la vida, de Terrence Malick, no he podido evitar compararla con la que obtuvo el mismo honor el año pasado, Uncle Boonmee recuerda sus vidas pasadas, de Apichatpong Weerasethakul (intentad pronunciar el título y el nombre del director masticando un polvorón).
Cualquier director que aspire a llevarse la Palma de Oro, antes de ponerse a rodar, echará un vistazo a las dos últimas vencedoras, para ver por dónde van los tiros. Notará que ambas cintas guardan entre sí grandes similitudes que debería tener en cuenta para tener posibilidades en la próxima edición:
-Las dos son muy marcianas. Que se entienda la película no está de moda en el festival más selecto y cinéfilo. Con la de Malick se puede deducir más o menos de qué quiere hablar el director. Con la otra vaya usted a saber.
-Si acudes a un cine a ver cualquiera de las dos películas, impepinablemente alguien se levantará de su asiento y mientras grita "esto es para friquis", abandonará el cine.
-Si se te ocurre ir acompañado de tu novia/o a ver cualquiera de las dos, romperá inmediatamente contigo.
-Imprescindible para ganar incluir la palabra 'vida' en el título, como en el caso de las dos cintas o de La dolce vita, que también se llevó el premio. Aunque a La vida es bella se lo robó La eternidad y un día, al menos se llevó el Gran Premio del Jurado.
-Ambas cintas comienzan con vacas pastando. No se sabe muy bien si viene a cuento o no, o es que la vaca guarda un significado metafórico profundo.
-Tanto la una como la otra usan un envoltorio de postmodernidad para divulgar una sabiduría ancestral. Paradójicamente, ambas son muy chick, pero también muy espirituales, o sea 'molan' pero van sobre religión, una temática considerada en el mundo actual pasada de moda -se combate el vacío existencial con alcohol o cosas peores-. En el caso de Weerasethakul su film es sobre budismo, y el de Malick se inscribe en el catolicismo.
-En las dos películas hay monstruos. En la de Malick salen dinosaurios en plan Parque Jurásico, mientras que en la de Apichatpong Weerasethakul aparece un hombre-gorila que no se sabe muy bien cómo se convirtió en tal engendro. Propongo un cruce en plan Aliens vs. Predator, que podría titularse El dinosaurio de "El árbol de la vida" contra el simio de "Uncle Boonmee".
-Ambas cintas son pretenciosas, o sea no tratan pequeños temas como el absentismo laboral o la relación del hombre con los insectos. No, no... para llevarse la Palma de Oro hay que jugar fuerte. Las dos películas tratan de aportar en unas dos horas las claves sobre el sentido de la mortalidad y la trascendencia de la vida humana, en el caso de Apichatpong Weerasethakul al menos aparentemente, pues como no la entendí muy bien igual resulta que un día me encuentro con el director y me confiesa que en realidad iba sobre la cría del berberecho en África. Cualquiera sabe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario