Ahora, esa promesa ha resultado ser un suplicio, pues Ford vive del recuerdo de épocas pasadas. Sus papeles parece escogerlos con sumo cuidado su peor enemigo, que posiblemente es el mismo que también le eligió como esposa a la horrible actriz con problemas de anorexia Calista Flockhart.
Así las cosas, el último film indiscutible que recuerdo haber visto de Ford fue El fugitivo, de 1993 (ya ha llovido), y resulta bastante complicado, por no decir imposible, elegir las tres peores películas del divo. Yo me quedo con la ridícula Hollywood: Departamento de homicidios (es difícil superarla), con la soporífera Caprichos del destino y con la absurda Territorio prohibido, si bien recuerdo alguna otra, como Morning Glory, y se me erizan los pelos del cogote.
El caso es que el bueno de Ford encabeza el reparto de Cowboys & Aliens, que podría no estar mal, para variar un poco. Ya veremos. A mí a estas alturas una película de Harrison Ford me da más miedo que Satanás disfrazado de profesor de gimnasia. Durante la fase de promoción, el actor ha rodado una divertida secuencia para un célebre programa televisivo estadounidense, en donde se reencuentra con un viejo amigo.
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