Lo cierto es que el argumento me recuerda a aquellas viejas películas en las que el secundario no conseguía quedarse con la chica, porque ésta se iba con el protagonista, pero encontraba consuelo porque siempre aparecía por ahí otra chica que le iba que ni pintada. En fin, no sigáis leyendo –atención gran Spoiler– si no conocéis el desenlace de la saga de Bella y el chupasangres.
No, no me lo he inventado yo en plan sarcástico. Al parecer es así. Por lo visto, Jacob, el hombre lobo sin pelo en el pecho, no consigue quedarse con su adorada Bella, que se decanta como estaba cantado desde el minuto 1 por los colmillos de Edward Cullen. Pero entonces, Jacob se enamora de la hija que tiene después Bella, que para el caso debe tener cierto parecido físico, y así le recuerda a la mujer de su vida. ¡Lo de este licántropo es de psiquiatra! Al parecer, la diferencia de edad no es problema, pues Renesmee (que así se llama la hija de Bella y Edward) crece a un ritmo acelerado. ¿A esta mujer no se le ha subido el éxito a la cabeza?
A cambio, la escritora promete no seguir dando la lata con lo que le ocurre a Edward y a Bella, porque considera que la historia está totalmente cerrada. Aunque claro, cuando se le acabe la pasta que ha ganado igual le da una sorpresa a sus fans y los recupera...
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