Además, tiene una esforzada interpretación de Mickey Rourke, al que le han dado un personaje estereotipado que parece un villano de opereta, pero lo cierto es que el hombre se lo toma tan en serio que parece que está encarnando a un personaje de una tragedia de Shakespeare.
Cuando acabó la cinta, me quedé a ver los títulos de crédito, como los seguidores de Carlos Pumares, y me enteré de datos tan jugosos cómo quién era el encargado de llevar el catering al rodaje. Pero de secuencia extra nada de nada. Pregunté sobre este asunto a los responsables de comunicación de Paramount que me dijeron que la escena en cuestión era el secreto mejor guardado desde las preferencias sexuales de Miguel Bosé. O sea, que no querían hacerla pública hasta el día del estreno. Total, que no nos la iban a enseñar ni a los periodistas. Tremendo.
Hasta aquí la historia es razonable. Paramount quiere rodear de cierto halo de misterio a este asunto, y sorprender a los espectadores en los cines. No pasa nada: me parece inteligente.
Compuesto y sin novia, y sin secuencia de los títulos de crédito, me vuelvo a la redacción de DECINE21. , y descubro para mi estupefacción, que la secuencia hipersecreta que no se le puede enseñar a nadie está en internet, en Youtube y no sé cuantos sitios más.
O sea, que internet y la piratería no deja de sorprenderme. Esto me parece nefasto y negativo. Resulta que hace unos años escribí un guión para un corto que nunca se ha llegado a rodar. Voy a ver en Youtube porque a lo mejor está, y también la secuela que nunca llegué a escribir.
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