En un lugar de Extremadura, de cuyo nombre nunca me acuerdo -me da a mí que va a ser Badajoz, pero a saber- no hace mucho tiempo -en realidad, no hace nada- que vivía un profesor de instituto, que una vez fue a las carreras de galgos.
El profesor, que se llamaba Don Juan Alonso Quijano, se propuso leerse todas las novelas y relatos góticos jamás escritos. Los acumuló en su casa, y no paró hasta que los devoró por completo. Luego escribió mails a sus amigos para preguntarles si le faltaba alguno, por si acaso, y los que le propusieron también se los leyó.
He aquí que de tanto leer acabó creyéndose que era un personaje de novela gótica, y de repente un día descubrió que los alumnos de su clase venían vestidos con camisetas y jerseys rojos. Estaba seguro que pasaba algo raro, porque no tenía lógica que la juventud no llevara esas camisas de colores que tanto le gustaban, que solían venderse en la tienda de sus padres.
Cuando investigó un poco, se dio cuenta de que los chicos estaban un poco alterados, pues llevaban carpetas, camisetas y politonos de una dañina película sueca de vampiros que se llamaba Déjame entrar. Con su fiel escudero, Alejandro Panza, se metió en un avión con rumbo a Suecia, bien aprovisionado de crucifijos y estacas.
-Nåväl, denna främling som såg ut som att han talar spanska högt säker på att jag vill be om en autograf. Hur tung är, om filmen släpptes för länge sedan. Hur kan de inte har sett ännu!-decía la niña, antes de darse cuenta que los dos tipejos que habían irrumpido en el set de rodaje de su nueva película llevaban un saco para meterla dentro.
-Bastards. Är trött på att trakassera svenska kvinnor turister som åker till stranden och nu kommer in i vårt land att kidnappa flickor. Kommer reda på. Från och med nu Ikea möbler kommer att vara svårare att montera -comentaba un miembro del equipo que intentó impedir el rapto, pero no podía acercarse a Don Juan Alonso, porque éste esgrimía una vieja lanza.
Dos horas más tarde, el dúo estaba satisfecho. Ya tenían en sus manos las fotografías de la niña protagonista de Déjame entrar vestida con una de las camisas de Juan Alonso. Una vez que distribuyeran las imágenes en la red, esas bizarras prendas se pondrían de moda y todos los adolescentes se pondrían una.
Mientras, la niña atada en el baño esperaba que llegaran las doce de la noche. Sólo el director de la película conocía su secreto: que a partir de esa hora se parecía mucho más al personaje que interpretaba en la película, llena de elementos que parecían sacados de su propia vida.
This is THE END.
Nota 1. Cualquier parecido entre el protagonista de este relato y un amiguete nuestro, el profesor de instituto Juan Alonso Naharro, es mera coincidencia fortuita.
Nota 2. ¿Cómo es que no vais a clases de sueco? ¿No os da vergüenza? Bueno, en el siglo XXI eso no tiene tanta importancia. Existen buenos traductores online de sueco a español.
Nota 3. Jaime Fernández nos comenta la existencia de la impagable novela "La casa de Bernarda Alba zombi".
juas juas juas juas juas
ResponderEliminarla madre que te parió... no me reaía tanto desde que haciamos los seriales en directo...
ja ja ja ja