miércoles, 25 de abril de 2012

La aventura mexicana de los cuates de Pixar

Está bastante claro que queda talento suficiente en Pixar como para sobrevivir holgadamente al doloroso fallecimiento de su impulsor, Steve Jobs. En la compañía andan lógicamente un poco traumatizados por la pérdida, lo que quizás ha influido en que anuncien un nuevo proyecto en torno a la muerte. Lee Unkrich, autor de la impagable Toy Story 3, dirigirá Día de los Muertos (en español en el original), primera película de temática hispanoamericana de la compañía, ya que como se puede deducir del título, está dedicada a la impagable fiesta prehispánica que se celebra en México. ¡Órale! ¡Qué noticia más chida, wey! Recuerdo muy gratamente mi estancia en el país que califiqué de centroamericano, lo que enojó mucho a uno de los compadres que conocí allí. –Deja de chingar –me dijo el cuate mientras pisteábamos unas chelas. Yo me estaba dando cuenta por aquel entonces de que para hablar bien mexicano resulta fundamental saber aplicar la palabra 'chingar' a todo. Si estás trabajando dices 'estoy chingando', y si te gusta una peli, la calificas como muy 'chingona'. Más o menos, viene a ser como el verbo 'pitufar'. El caso es que el manito estuvo a punto de acordarse de mi chingada madre por lo que acababa de decir. -¡Nada de centroamericano, pinche coyote! ¡Vaya pendejada! México es un país norteamericano. Por supuesto, no le rebatí, no fuera que se desatara una balasera. Pero me dije para mis adentros: -Pues en España la mayoría te iba a decir que México es un país suramericano.

Que conste que le tengo mucho cariño al país más diferente y auténtico en el que he estado, y que hasta tengo una cuñada mexicana que me trae bombones de puro tequila cuando pasa por allí. El caso es que una de las tradiciones más curiosas del citado Día de los Muertos que ahora inspira a Pixar son las llamadas 'calaveritas', una especie de epitafios mitad humorísticos, mitad cariñosos, que narran en verso el encuentro de cualquier personaje con la parca. Este año abundaron los dedicados precisamente a Steve Jobs, que nos dejaba justamente un mes antes: La calavera dijo enfática, quiero al rey de la informática. Entre flores y trompetas traeré al rey de las tabletas. Busco un verdadero genio pero que sea de este milenio. ¡Híjole! Está padrísima esta poesía tan güebona. Por cierto, a los que seguís este blog allí os llamarían 'darketos'.

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